Miércoles 7 de diciembre de 2011. Mediodía. Club de bochas de barrio del que no registré el nombre, en San Lorenzo, llegando a Rosario. «No es mujer», sentenció un parroquiano mientras una Celeste Carballo calva y de jogging paseaba su perro finoli por la pantalla de la tele. Almuerzo sustancioso, rico y barato para dos: […]
Re-conocer al otro en su humanitaria igualdad, asumiendo con modestia el valor contenido en la franqueza del intercambio. Para entender más necesitamos de todos.